Berlin se parece a Santiago
Berlin se parece a Santiago, no me lo puedo quitar de la cabeza. Se parece a Santiago y ya siento esa opresion, tan santiaguina, de una gran ciudad desordenada e inabarcable, con un pasado oscuro y con un presente en el que no juego ningun papel.Ha de ser que Berlin es grande, y Walter me lleva en su auto desde Shöneberg a Prenzlauer Berg y no encontramos estacionamiento y el camino es largo y los semaforos y todo eso tan banal que me trae a la memoria que yo no manejo, metafora para pensar que no tengo las manos sobre el manubrio de mi vida, y eso me hace pensar que este viaje es una gran pantomima, que me hace creer, me da la ilusion de la independencia, pero que en realidad no soy mas que un niño, y luego ya no es lo mismo estar en Berlin si eres un niño, y me viene mas angustia y me mareo y no quiero que sea sabado por la noche, quiero que sea lunes por la mañana, quiero agarrar mi bolsón y partir al colegio.
Me complica no saber alemán, en Hungría o Eslovenia se daba por hecho que no tenias por que saber el idioma local, pero aca es distinto. Los alemanes se saben poseedores de una cultura autosuficiente y por eso se dan el lujo de no traducir nada, la ciudad esta llena de cartelitos informativos sólo en alemán, y en los museos pasa algo parecido.
Y mi aleman me alcanza para hacer preguntas, pero luego no tiene caso porque no entiendo las respuestas.
Se entiende? Se entiende que ande un poquito angustiado en la capital del Tercer Reich?
Y no es culpa de los alemanes, los alemanes son adorables aunque no les entienda. En la panaderia del frente una joven musulmana me echó todo un chisme sobre algo que tenía que ver con la caja registradora y yo ahi, Ja, Ja, Danke Danke, Bitte Schön.
Y lo repito, Walter y Franck son simplemente adorables, cada día pruebo un pan y un queso nuevos y exoticos.
Hoy para sacarme de la cabeza el fantasma de mi ciudad natal, Walter me prestó su bicicleta con un arcoiris y todo, me señaló la ruta de los canales y me mandó a Tiergarten, el Central Park Berlinés.
Y claro, visto desde el lado de los canales Berlin no tiene nada, pero nada que ver con Santiago.
Y luego uno ve a todos estos alemanes piluchos sin nada de pudor tomando sol en cada parque de la ciudad, porque hoy al fin salio el sol y sol sale significa que ropas fuera.
Y subo la columna de la Sieggesäule, esa que aparecia en la pelicula de Wim Wenders.
Y visito museos, la AlteGallerie, la Gemäldegallerie, el Hamburger Banhof. Obvio que voy al de Pergamon y alucino pasando bajo la puerta de Ishtar, y viendo la de Mileto y el Altar famoso.
Todo para sacarme de encima el fantasma de mi ciudad, de Santiago, sonde esta mi familia y mis amigos, pero tambien el desempleo, el clasismo, el racismo, la multitud de problemas que nos abruman y que decidimos que son imposibles de solucionar sin siquiera intentarlo.
Y lo logro, pero solo un poco, porque ahora si que el reloj corre en contra y quedan pocos dias.
Voy al museo judio, que hay que admitir no esta mal, el edificio de Liebekind y la exhibicion, impactante. Luego voy con Walter (que me sirve de traductor) al Schwulen museum, el museo gay, y luego resulta evidente que este ultimo tiene problemas de presupuesto, y luego, eso tambien me lleva de vuelta a Chile.
Tengo miedo, tengo miedo de mi pais y de su poder hipnotico sobre mi persona.
Walter me dice que no voy a descubrir todo lo que he cambiado hasta que regrese a mi pais.
Pero bueno, que estoy en Berlin, pase por la casa donde vivio David Bowie (nada especial), pase por fuera del zoo y vi unas espatulas, pase por Checkpoint Charlie y decidi que era una atraccion para gringos y que a mi me interesa Berlin mas alla del muro y la ocupacion, y los cuarteles de la Gestapo, que tambien visito.
Me entero que los nazis tambien mandaban a los Testigos de Jehova a los campos de concentracion.
Berlin es una ciudad rara. Pero no me transmite una sensacion negativa, de hecho, siento que ya expiaron todas sus culpas y que el estereotipo aleman deberia volver a ser el del siglo XIX, cuando se los conocia por idealistas, cosmopolitas, trabajadores y tiernos como el osito que es el emblema de la ciudad.
Le digo a Walter que creo que el mapa de Europa va a cambiar, que eventualmente Prusia oriental volvera a ser alemana, que el borde oeste de Polonia se siente mas aleman que Polaco, que la Transilvania va a volver a manos de Hungria.
Walter me mira escandalizado, ha sido educado con el lema "mejor no hablar de ciertas cosas", pero es obvio que en el fondo me encuentra la razon.
Le cuento que lei (bueno, lo intente) en una Stern que habia en un restoran en Viena, que arquelogos habian dado con el viejo castillo de Königsberg, en el centro de la ciudad (ahora rusa), y que no sabian que hacer, que estaban en un lio porque si seguian cavando iban a desenterrar un pasado que a los rusos no les conviene que se desentierre.
Y Walter (que ha estado en Königsberg) me dice que en Polonia, en las ciudades destruidas que eran alemanas y ahora son polacas, se han vuelto a reconstruir casas, pero no las historicas, sino casas historicas polacas, sacadas de ciudades polacas, o sea que no es verdadera restauracion sino una gran mentira.
Y pienso que Europa no esta tan en el fin de la historia como les gustaria creer, y a Walter tal vez eso le da un poco de inquietud, pero a mi me encanta.
1 Comments:
Encantadoramente unpolite tus comentrios, seguro que tus host no se imaginaban el alud de "tricky questions" en que los ibas a meter... por si acaso estaban subestimando Sudamérica.
Publicar un comentario
<< Home